Todas las entradas de: Biel Perelló

Humor s’escriu amb ç

Els catalans tenim un gran sentit de l’humor. Només cal recordar que vam fer José Montilla President de la Generalitat.

Som de la broma. Ens va la conya fina. Ens agrada riure per les butxaques. Som un poble amb un bon humor que fa patxoca.

L’humor català és tan bo com el millor humor francès, o el millor humor alemany, o el millor humor de Teheran…

Trobo que L’Esquella de la Torratxa, El Patufet, Cavall Fort o el diari Ara són referents al nivell del New Yorker. ¿Com oblidar les vinyetes mordaces d’en Xumet Galdós? Els seus acudits gràfics em fan exclamar “quin ximplet!”

Som mestres del sarcasme. Assenyalem una patata i diem “Mira, una patata”, perquè ens agrada l’humor àcid i punyent.

He gaudit amb l’audàcia de Charlie Rivel, el nostre Jango Edwards; o amb la mordacitat de Capri, el Ricky Gervais català.

Per no parlar de la sàtira audaç de la Lloll, que se’n riu del mort i de qui el vetlla, amb magnífiques imitacions de passotes o punkis. (NOTA: Crec que som afortunats de tenir a casa nostra les tres úniques dones gracioses del planeta: La Lloll, Mary Santpere i Rosa Maria Sardà.) (NOTA 2: No és casual que l’expressió juvenil LOL sigui tan semblant a Lloll.)

Però també traiem la mala bava quan cal i xalem d’allò més amb l’humor negre, com per exemple, fent caganers amb la cara del Wert.

Però allà on destaquem els catalans és amb la ironia. Em vénen al cap infinitat d’exemples: des de “Wert subnormal”, fins “Rajoy subnormal”, passant per “Juan Carlos I subnormal”.

Em deixo molts còmics que em fan molt de riure, però no em dóna la gana de fer-ne una llista exhaustiva. Hi ha el Tricicle (però no els considero humor català perquè no parlen) o l’Eugenio (que no em fa tanta gràcia perquè moltes vegades parlava en castellà) o la Teresa Forcades i l’Arcadi Oliveres, o etc.

Resumint: que, com a bon català, tinc molt bon humor.

Ara bé… Hi ha uns límits. Les bromes s’han d’entendre (recordem: “Wert subnormal”) o si no ja entrem en terreny perillós. Hi ha “humoristes” que no saps si parlen de broma o no. És més, tens la sensació que tot el que diuen és veritat. I això no pot ser.

Sortosament aquest tipus d‘“humoristes” no abunden a Catalunya i són menyspreats i oblidats per la història.

És el que li passa a Valero Sanmartí, l’autor del libel Jo només il·lumino la catalana terra.

Aquest tipus d’humor l’hem de desterrar del nostre país perquè una cosa és riure’s d’un mateix i una altra de ben diferent que riguin de tu a la cara.

Per començar, el tal Valero és un gallina: s’amaga sota un pseudònim i no dóna la cara. La gent que fa gràcia dóna la cara (excepte els actors del Crackòvia, que van molt maquillats, però no per covardia, sinó per mantenir intacta la suspensió de la realitat de l’espectador).

Jo només il·lumino la catalana terra (editorial Males Herbes, per si algú vol demanar-los algun tipus de censura), toca temes que no fan riure: Catalunya i els catalans. Senyor Sanmartí (o com jo prefereixo anomenar-lo, senyor Gallina): ¿és que no hi ha altres temes que no ofenguin i dels quals sí es pot fer broma? ¿Les mascotes? ¿Els electrodomèstics? ¿Els espanyols? ¿El subnormal de Wert?

Sàpiga que atacar els pilars de la nostra pàtria va uns quilòmetres més enllà de la broma. I això, no. L’humor serveix per fer bromes, no per donar opinions o disparar contra ningú. No ens faci perdre el bon humor.

(Gràcies a Déu els llibreters comparteixen la meva visió del món i no col·loquen aquest llibre a la secció d’humor sinó que el condemnen a la diàspora ben amagat en seccions com “periodisme” o “novel·la gràfica”. Ha fracassat, Sanmartí: ni a la secció d’humor ni al costat de Vicens Vives, que és on suposo que vostè voldria veure’s.)

Afortunadament Jo només il·lumino la catalana terra, de Valero “Súper Gallina” Sanmartí és una anomalia dins la nostra cultura i, aviat, gràcies a la capacitat de riure’s de nosaltres mateixos, l’enterrarem a l’oblit, allà on es podreixen altres irreverents que van passar-se de llestos, com Pujols o els de la Colla de Sabadell.

Ah, i una cosa més per acabar: Wert subnormal.

Precuelas de Alfred Hitchcock

Con la muerte bastante lejos

Extraños camino de la estación

Los huevos

Cortina nueva

El hombre que planificaba unas vacaciones familiares en Marruecos

Qué maja es Marnie

Yo me hago seminarista

La instrucción y recogida de pruebas del caso Paradine

Pero… ¿alguien ha visto a Harry últimamente?

Ligeros mareos desequilibrantes

Voy a acostarme. Sería gracioso que esta noche soñase que vuelvo a Manderley. Jaja

Se alquila piso con excelentes vistas a patio interior muy tranquilo

Norman Bates siempre saluda

Dichos populares que no me funcionan

«Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña»

Esta frase habla de la capacidad de adaptarse ante las adversidades, de la ductilidad. Es bienintencionada (aunque peligrosa porque incluye la palabra Mahoma) pero, lamentablemente, no me describe ni me representa. En mi caso debería ser «Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma se queda paralizado y con ansiedad». La ansiedad es muy desagradable. Los síntomas físicos pueden confundirse con los del infarto: dolor en el pecho y en el brazo izquierdo. Una vez fui a urgencias con esos síntomas, pensando que había llegado mi hora; el médico me dio Alprazolam y me dijo que eran nervios. «Ya sabes que la ansiedad es una cosa mental, ¿no? Que son imaginaciones tuyas. Que no hay motivo para reaccionar así», me dijo. Tuve ganas de pegarle un puñetazo, pero me contuve porque quería el Alprazolam.

 

«Ande yo caliente, ríase la gente»

Suelo combinar mi vestuario aleatoriamente, así que no es raro que salga a la calle ataviado como un payaso ciego. Muchas veces la gente me mira, y sé que no lo hacen por mi atractivo, sino por mi aspecto. Soy de los que anteponen la comodidad al estilo y prefiero no pasar frío, aunque ello signifique lucir un chaquetón que hubieran rechazado, incluso, los desdichados soldados napoleónicos durante la retirada de Rusia. Sé muy bien lo que es que se rían de ti por tu aspecto. Intento llevarlo con dignidad, pero no me gusta.

 

«De los cuarenta para arriba no te mojes la barriga»

Acabo de cumplir cuarenta años y, aunque es verdad que estuve varios días sin ducharme, me he mojado la barriga. Quizá haya adultos que sigan a rajatabla esta consigna y puedan llevar una vida más o menos normal. Descuidar la higiene de la barriga no es tan grave como, pongamos por caso, hacerlo con la de los genitales. Es verdad que hay gente con tendencia a acumular pelusilla en el ombligo (no es mi caso). Incluso hay personas a las que el ombligo les huele mal (tampoco es mi caso). He conocido a mucha gente que detesta que le toquen el ombligo (no es mi caso). Quizá es una superstición y tienen miedo de que les roben el alma, como los indios navajos, que creen que si les fotografías, les robas el espíritu (no es mi caso).

 

«Dame pan y dime tonto»

No me gusta que me insulten. Una vez fui a comprar un croissant a una tienda y el dependiente se mofó de mí ante sus compañeros. Yo hice ver que no lo oía, pagué y me fui. Siempre me he arrepentido de no haberle hecho notar que él llevaba la bragueta abierta. Tendría que habérselo dicho para dejarlo en ridículo ante sus compañeros y haberme ido sin comprar el croissant.

 

«Perro ladrador, poco mordedor»

Esto es radicalmente falso. El invierno pasado acompañamos a mi tía a su casa. Vive con seis docenas de perros, la mayoría de ellos enanos y oligofrénicos. Uno de ellos, especialmente esmirriado e hiperactivo, no paraba de ladrar. De repente, me pegó un mordisco en el tobillo y, no contento con eso, luego le mordió el tobillo a mi madre. Al día siguiente fuimos al médico, por miedo a que nos hubiera transmitido la rabia o algo peor.

 

«No hay peor sordo que el que no quiere oír»

Tuve un vecino, Mingo, sordo como una tapia. Cada vez que me lo encontraba en la escalera intentaba comunicarme con él a base de alaridos atroces, pero no había manera. «¡BUENOS DÍAS! ¡¿QUÉ TAL?!», le decía yo. «El perro [ininteligible] escalera [ininteligible] foto», contestaba él.

 

«Todos los caminos conducen a Roma»

Hace años estuve con mi señora en Roma, la Ciudad Eterna, la Roma de Italia. Si bien es cierto que fuimos en avión y nuestro camino nos condujo a Roma, creo recordar que había muchos vuelos con otros destinos: Madrid, Frankfurt, Tenerife, Madrid otra vez, Palma, Papeete… Lo que sí puedo afirmar rotundamente es que no todos los caminos en Roma llevan al mismo sitio; queríamos visitar un edificio bonito cuyo nombre no recuerdo y, tras consultar el mapa, nos perdimos. Mi señora insistía en que preguntásemos a un lugareño, a lo que yo me negué, obviamente. Tras vagar por calles sin interés paisajístico, mi señora me recriminó que «nos habíamos salido del mapa». Fue una tarde dura para la convivencia.

 

«A quien madruga, Dios le ayuda»

Soy agnuéstico.

Hitch-22, Christopher Hitchens, sobre el final de la década de los sesenta

La gente empezó a entonar estas palabras: «Lo personal es lo político». En el instante en que oí por primera vez esa expresión letal, me di cuenta, como ocurre cada vez que uno oye una chorrada siniestra, de que era —y creo que quizá el tópico sea excusable— una mala noticia. A partir de ese momento, ser miembro de un sexo o un género o subdivisión epidérmica, o incluso «preferencia» sexual, serviría para capacitarte como revolucionario. Para comenzar un discurso o hacer una pregunta desde el público, sólo sería necesario empezar así: «Hablando como…». Después podía seguir cualquier descripción narcisista. Diré algo sobre la vieja izquierda «radical»: nos ganamos nuestro derecho a hablar e intervenir por medio de la experiencia, el sacrificio y el trabajo. Nunca nos habría bastado levantarnos y decir que nuestro sexo, sexualidad, pigmentación o discapacidad eran en sí cualificaciones. Hay muchas formas de fechar el momento en que la izquierda perdió o —preferiría decirlo— descartó su ventaja moral, pero esa fue la primera vez que vi que la traición requería un precio tan bajo.

—Hitch-22, Christopher Hitchens, sobre el final de la década de los sesenta.

Cultura #73: III trofeo Henry Kissinger del queso rodante

JUANRA
Hola. Buenas tardes, Biel.

BIEL
Buenas tardes, Juanra.

JUANRA
¿Qué nos traes? ¿Qué delicatessen nos has preparado?

BIEL
Pues esta semana he ido a ver uno de los deportes que más me gustan.

JUANRA
¿Has ido al bingo?

BIEL
No.

JUANRA
¿Al canódromo?

BIEL
No. He ido a una competición de esas de perseguir un queso ladera abajo: el III Trofeo Henry Kissinger del Queso Rodante.

AUDIO: SINTO FUERA – ENTRA ‘NEVER GONNA GIVE YOU UP’

JUANRA
III Trofeo Henry Kissinger del Queso Rodante. ¿Esto dónde ha sido? ¿En Estados Unidos?

BIEL
No, en Sant Cugat del Vallès.

JUANRA
Ah. Oye y, exactamente, en qué consiste este deporte.

BIEL
Pues es un deporte muy completo. Tiran un queso rodando pendiente abajo y la gente lo persigue y el primero que lo atrapa o que llega vivo a la meta, gana.

JUANRA
Ah, pues, no sé. No lo conocía.

BIEL
Es una mezcla de deporte y tradición, que no se sabe muy bien cómo empezó. Pero bueno, ya sabes, es eso de “se lo vi hacer a mi padre, y mi padre a su padre, así que voy a seguir haciéndolo”.

JUANRA
La tradición está para respetarla, no para cuestionarla.

BIEL
Además esto del queso pues simboliza muy bien la eterna lucha del hombre contra… contra…

JUANRA
Contra el queso.

BIEL
Contra el queso. Sí.

JUANRA
Lo de perseguir un queso montaña abajo me hace pensar en ese personaje mitológico… Cómo se llama…

BIEL
Jesucristo.

JUANRA
No.

BIEL
King Kong.

JUANRA
No. Es que no recuerdo muy bien en qué parte de la Biblia salía.

BIEL
¿Te has leído la Biblia?

JUANRA
Bueno. Por encima. Los trozos sobre Papá Noel, sobre lo de no usar preservativos y sobre que los homosexuales no pueden casarse. ¿Tú la has leído?

BIEL
No. Es que soy agnuéstico. O sea, que no leo libros.

JUANRA
Es que ahora no recuerdo… Era un personaje mitológico… creo que griego, o belga…

BIEL
Jesucristo.

JUANRA
No.

BIEL
King Kong.

JUANRA
No. ¿Cómo va a ser belga King Kong? Era uno que desafió a los dioses y lo condenaron a subir una roca a la montaña, y cuando llegaba arriba, la roca volvía a caer. Así toda la eternidad. ¿Cómo se llama?

BIEL
A mí me suena que es King Kong.

JUANRA
Es igual. Déjalo. Bueno. Cuenta qué tal el Trofeo Henry Kissinger del Queso Rodante.

BIEL
Ah, no pude ver nada. Se me puso delante el corresponsal de Reuters y me tapó todo el rato.

AUDIO: SINTONÍA CULTURA

JUANRA
Bueno, bueno. Hemos descubierto algo más de este deporte del Queso Rodante. Igual hemos despertado alguna vocación entre los oyentes. ¿Quién sabe? Quizá algún día no lo sepamos jamás. ¿Qué nota le vas a poner al III Trofeo Henry Kissinger del Queso Rodante?

BIEL
Cuatro estrellas: el reportero de Reuters tenía una nuca muy bonita.

JUANRA
Muchas gracias, Biel. Nos vemos el domingo que viene.

BIEL
Hasta la semana que viene, Juanra.

JUANRA
¡Ya me acuerdo! ¡Ícaro! Se llamaba Ícaro.

BIEL
No. Ícaro es el que subió al Empire State.

La jinetera

Cortometraje de Oriol Puig para el estupendo (y difunto) magazzinne Unfollow.

Barrejar política i esport: un risc?

Els analistes polítics sabem que les reflexions més agudes i més serenes es solen fer quan s’ajunten més de 80.000 persones. És per això que els camps de futbol han esdevingut la tribuna (molt per sobre del Parlament) on el poble s’expressa democràticament.

En aquesta àgora s’han desenvolupat idees bàsiques identitàries. Moltes d’aquestes idees són relacionades amb Mourinho o Pepe i formen part d’un corpus teòric inqüestionable. És també el lloc on es canta l’himne del Barça (un himne molt més enèrgic i optimista que Els Segadors) i bla, bla, bla…

En fi. Que em sembla bé que es barregi política i esport, o Barça i Catalunya, o Messi i Carles III.

Molt pitjor seria barrejar política i teatre.

Tanmateix hi ha un meteorit allà, al cinturó d’asteroides entre Mart i Júpiter, que ja fa segles que ha fet un imperceptible canvi d’òrbita que, tard o d’hora, el portarà inexorablement a xocar amb la Terra i acabar amb l’espècie humana.

618 formes d’entendre la independència

Els analistes polítics no podem passar per alt una certa revifada del regionalisme à la pratdelaribèsque.

A banda dels grans partits (PSOE, CiU, PxC) darrerament han sorgit a Catalunya alguns partits i coalicions obertament sobiranistes (ERC, SI, R, J, FNAC). El problema és que cada cop que es reuneixen més de dos afiliats d’un d’aquests partits el partit s’escindeix. Això no és dolent. Ans el contrari. La màxima “Un ciutadà, un vot” és una cotilla asfixiant que s’ha de substituir per la més moderna “Un ciutadà, un partit independentista”.

Sembla que els partits que desitgen destruir Espanya (i, fins i tot, l’esperit de la Transició) porten la llavor separatista a raha tabla i són francament autodestructius. És a dir, els partits independentistes són més inestables que l’Urani 236 i es desintegren en elements més lleugers.

Avui hi ha hagut una reunió de representants de 618 d’aquests partits per mirar d’anar plegats a les properes eleccions en una gran coalició. Hi havia força expectació per veure quants minuts trigarien a fracassar. Afortunadament el fracàs ha estat veloç. Com que la reunió s’ha fet a porta tancada no han transcendit gaires detalls però tot apunta a divergències sobre el concepte “independència”.

Els líders d’aquests partits radicals han decidit que la millor manera d’honrar la trajectòria regionalista de Catalunya és fent l’imbècil. I això és bo, especialment per a la CEDA, que ja es veu virtualment guanyadora de les eleccions.

L’estadista Vidal-Quadras deu estar rebolcant-se a la seva tomba.

Madrid, el dia després

Madrid, ciutat admirable!

Puerta del Sol, Calle de Alcalá, Recoletos. Ah, Recoletos i la flaire dels lledoners paraguaians. La Gran Vía, i els llegendaris cock-tails de Perico Chicote. O la Plaza de Santa Ana i el seu cafè 100 Montaditos. O els carrerons plens d’història del Barrio de las Letras. I la Plaza del Tendón de Aquiles. I la Calle de la Cuquita del Niño Dios. Quants racons…

Madrid és una gran metròpoli. És com Lleida, però sense la pudor de caca de bestiar. Els edificis són majestuosos: Els Ministerios, El Palacio Real, L’Aquarium Príncipe Tonetti…

Mentre passejo per Madrid, fent temps fins que s’acabi la Conferència de Presidents autonòmics, reflexiono sobre l’extraordinari moment polític que estem vivint. El president Artur Mas hi ha arribat a primera hora, amb un ferrocarril express.

Totes les mirades de la Conferència escrutaven el nostre president. I amb raó. Però tots els catalans de bona fe hem estat amb ell, potser no de cos present, però sí a títol personal.

I tots amb un únic pensament al cap. Exactament aquest: què polles vol dir tota la xerrameca d’ahir a l’Àgora, de sí però no d’igual a igual sense trencament i els canelons que són nostres i la puta mare que els va parir, president?