«Breve historia del tiempo»: una estafa

Me gusta leer antes de dormir. Es una tradición familiar que nos viene de lejos. De los homo erectus, más o menos. Hace unos días, mientras paseaba por una conocida librería bajo la atenta mirada del segurata, me topé con un libro que me llamó la atención inmediatamente. Prácticamente instantáneamente. Se titulaba Breve historia del tiempo, de un tal Stephen Hawking. El título no me dijo nada, pero ya se sabe que en estos tiempos que corren, los títulos son francamente mejorables y, sospecho, que siempre se redactan a último momento y de mala gana, bajo presión de la editorial y de la imprenta. ¡Qué voy a contarles!: La piel fría (Menudo hartón de pensar), Pandora en el Congo (¿se encontrará con Tin-tín?), La plaza del diamante (¿apología antiglobalizadora, quizás?). En fin, la lista es pesada e interminable. Por suerte este libro, Breve historia del tiempo, llevaba subtítulo (una pedantería, por otro lado): «del big bang a los Agujeros negros». En la portada una especie de fenómeno meteorológico que rápidamente reconocí: el famoso tornado Katrina. Y até cabos: Katrina + big bangs = Nueva Orleans. Lo que no me acababa de cuadrar era eso de «agujeros negros». Los buenos músicos de jazz son negros, pero, ¿por qué «agujeros»? ¿Una referencia al sexo anal, tal vez? Siempre he detestado Nueva Orleans. La encuentro una ciudad cargada de supersticiones, prejuicios, vudú y un carnaval de lo más escandaloso. En cambio me encantan las big bangs y todo el jazz en general y hay que reconocer que en Nueva Orleans había muy buenas big bangs. Decidido. Ya tenía lectura para aquella noche.

Una vez en casa me puse el pijama y me acosté, impaciente para ver de qué iba aquel libro que, a priori, reunía dos alicientes apetitosos: el jazz y la destrucción de Nueva Orleans.

Pero nada más abrirlo se me cayeron las almas al suelo. Vi la fotografía del autor en la solapa. ¡Madre santa de Dios! El tal Stephen Hawking es un émulo del tal Ramón Sampedro (aquel caradura que sacó un libro con una foto idéntica al cartel de Mar Adentro). ¿Me habían engañado? ¿Qué puede explicar sobre jazz un tipo que, evidentemente, no podía tener el más mínimo sentido del ritmo más allá de en las pestañas? ¿Era otra apología de la eutanasia, tan en boga últimamente? Pues sí. El libro comienza con un prólogo del célebre parapsicólogo Carl Sagan. Me lo salto sin remordimientos. No quiero charlatanería New Age de chamanes de medio pelo.

Capítulo I. El tal Hawking comienza su panfleto hablando, nada menos, que del ¡universo! Los enormes espacios siderales y todos esos topicazos. Por un momento pensé que el autor era argentino. La novela sigue con la peor descripción de Nueva Orleans que he leído jamás: vaguedades sobre «átomos» y «expansión a lo largo del tiempo». Calma. Démosle un margen de confianza. Un tipo que ha escrito un porrón de páginas con un lápiz en la boca se merece un cierto respeto. Van pasando las páginas. No pillo nada. Supongo que debe tratarse de una introducción. En la sexta página, al final, aparece el que supongo debe ser el protagonista, un tal Newton. El tipo trabaja… ¡mirando por telescopios! Estoy a punto de tirar el libro contra la pared, indignado por esta tomadura de pelo, pero me reprimo. Los vecinos ya me han advertido que les molesta el ruido de los libros contra la pared. En fin. Soy masoquista por naturaleza. Veamos qué nos dice este pseudo-discípulo de Paulo Coelho. El tal Newton no sólo tiene un trabajo ridículo sino que además es una especie de asceta, que se rige por sus propias normas, concretamente las denomina, arrogantemente, «Tres leyes de Newton». ¿Y cuáles serán estas leyes? ¿Respetarás a la Madre Naturaleza? ¿Serás bueno con la comunidad?

Pues no. Su primera ley viene a decir que si no tiene fuerza se mantiene quieto o camina indefinidamente (????). La segunda también tiene tela: «Si tengo fuerzas cambio de dirección». Y la tercera, la répànoiche: «Si me empujan, yo la devuelvo». ¡Carambitas! Pues resulta que un psicótico de este calibre tiene amiguitos: un tal Kepler y un tal Einstein (vaya, qué original). Lo más demencial es que Kepler ¡también trabaja en el tema de los telescopios! Y yo me pregunto, ¿desde cuándo Nueva Orleans ha sido el epicentro mundial de la astronomía? ¿Eh? Que me lo expliquen, porque me parece que aquí alguien está dejando volar la imaginación un poco más de la cuenta. Juro que si el otro, el Einstein también se dedica a los telescopios, cierro el libro y se ha acabado. Pues bien. Por suerte el Einstein este trabaja de oficinista… en Berna, nada menos. Será que les ha ido a visitar, supongo, de vacaciones. Las siguientes páginas son totalmente decepcionantes, con más descripciones nocturnas de Nueva Orleans. Stephen Hawking entra en detalles absolutamente prescindibles, como de qué están hechas las estrellas que se ven en el cielo de Nueva Orleans.

Me salto los dos capítulos siguientes, por repetitivos y crípticos. Voy directamente al capítulo cuatro: Big bang. Vamos al tema jazzístico, que es lo que me interesa. Quizá no tendría que haber obviado dos capítulos porque ahora salen nuevos personajes, un tal Roger Penrose y un tal (agárrense bien) Stephen Hawking. No doy crédito. ¿Puede que este tipo sea tan caradura como para salir en su propia novela como personaje? Pues sí, y no sólo eso. Él y Penrose descubren una big bang en un lugar muy alejado del «universo» (sic) y la presentan al mundo hasta que todo el mundo la acepta y se hace famosa. Deben ser una especie de managers o productores musicales, supongo. Aquí empiezo a temblar. El autor se prepara para describir cómo actúa la big bang.

A ver si, como mínimo, tiene algo de idea de jazz. Dice que al principio estaban concentradísimos y que había una gran masa en un espacio muy pequeño (una manera rebuscada de decir «un garito a reventar») y de repente… una explosión gigante. (¡!) (¿?) Unos tíos, desde el monte Palomar, ni más ni menos, ven esa explosión, como no podía ser de otra manera, ¡con un telescopio! Ignoro completamente el simbolismo del telescopio pero creo rotundamente que me estoy perdiendo algo. Lo que sigue es confusión. Tras el atentado la big bang se separa «en todas direcciones» (sic). Aunque parezca increíble, después hay páginas y más páginas donde se insiste una y otra vez con los telescopios. De Newton y toda la pandilla, ni rastro. En cambio, por la patilla, hace aparecer a una especie de tribu urbana o secta peligrosa y secreta (supongo) llamada los «quarks».

¿Explica el autor qué relación hay entre estos tipos y la malograda big bang? No. Sólo dice que los «quarks» son difíciles de cuantificar y que cuando se los enfoca con luz, se marchan. Muy bien. Queda claro. Veladamente está hablando del Ku Klux Klan. ¿Son ellos los que pusieron la bomba en el garito donde tocaba la big bang? No, si al final todavía tendrá sentido.

Entonces Hawking, sin venir a cuento, pone en marcha una subtrama romántica forzada a todas luces. Nos empieza a hablar de la atracción irresistible entre dos «quarks». Y, ¡sorpresa! Tenemos noticias del amigo de Newton, el señor Einstein. Escribe una carta desde Berna diciendo que el tiempo es relativo y la distancia también y todos esos tópicos de enamorados. Pero… ¿de quién está enamorado? ¿De Newton? Pues posiblemente, porque entonces Hawking nos habla de Newton, pero sólo dice que su estado es de gravedad. ¿Ha enfermado de amor? Ni flowers.

Sin dar más detalles nos recuerda que la big bang se sigue separando cada vez más y que, aunque es relativo, se encuentran con un mecánico, el señor Planck, que regenta un taller que se llama «mecánica cuántica» con un socio que se llama Heisenberg y que, al parecer, no es buena pieza, ya que en principio dice que todo es incierto y es incapaz de decir dónde están los coches y a qué velocidad van. Huelga decir que aquí ya renuncio a encontrar cualquier tipo de lógica a la novela. La curiosidad por ver si el amigo Hawking es capaz de resolver este desaguissé es más fuerte que el sueño. Vuelve a aparecer Einstein, que esta vez se va de vacaciones en el desierto de Nevada con un muchacho (¿un chapero?) llamado Oppenheimer. En medio del desierto hacen pruebas nucleares. Newton, celoso, se marcha al siglo XVII, donde encuentra trabajo a cargo de la corona británica y rehace su vida. Einstein, Oppenheimer y Planck (el del taller) discuten en medio del desierto porque uno dice que no quiere jugar a los dados con Dios. Kepler, a su bola, mira por el telescopio las órbitas de los planetas sobre Nueva Orleans. La big bang dice que un día volverá a juntarse en el mismo punto de donde salieron y formarán un grupo nuevo llamado big crunch. Fin. Y yo me pregunto, señor Hawking big crunch, ¿no sería más provechoso para la Literatura que usted se hubiera dedicado a la petanca paralímpica?

18 comentarios sobre “«Breve historia del tiempo»: una estafa”

  1. En el llibre Pasando Página de Sergio Vila-Sanjuan se’ns descriu una brillant anècdota referent al llibre que vostè acaba de destripar per a tots nosaltres.

    Això que és un estudiant de física que entra a una llibreria i li pregunta al llibreter;

    -Tienen el libro del sabio subnormal?

    En fi.

  2. Molt bo !!!
    M’ha fet molta gràcia com relacionava aquests monstres de la ciència…
    Per cert, l’ha acabat? Perquè espero que ens faci l’anàlisi del final, i ens digui qui és l’assasí…

  3. Senyor Perelló:Brillant. Em sembla que acabeu de descobrir una de les conxorxes més grans que mai s’han perpetrat. Sota un títol aparentment innocent «El món de Sofia», per cert, una altra estafa (Res a veure amb la vida de sofia mazagatos!) s’hi amaga la historia paranoïca d’una adolescent que hauria passat sense pena ni glòria fins que he llegit el vostre comentari i m’he quedat garratibat. Mai dirieu qui apareix al llibre de la tal sofia. la mateixa big-bang!! i tota la trepa del hanskings aquest. El que us dic. Una conxorxa

  4. Hip… Sr Perelló… hip …. tinc singlot…hip … me l’ha causat llegir el seu post… hip… i el riure… hip… és clar… hip…. sap si té cura?… hip… pregunta-li-ho a la seva homeòpata… hip… gràcies.

  5. Perelló, ja es veu que sou amic de la facècia, de la broma, com si diguèssim. Llàstima, potser, que no combregueu amb la no sempre apreciada brevetat. Va com va.

    Saludeu, si és possible, a la vostra senyora de part meva.

  6. Cony, Perelló, hauria donat qualsevol cosa per llegir aquest post abans de comprar-me «The Illustrated on the Shoulders of Giants: The Great Works of Physics and Astronomy» escrit pel mateix malparit de què parla. Esperava una aventura èpica de gegants i em vaig trobar amb una història incomprensible de mariques que miraven el cel amb telescopi. S’ho pot creure? Em pregunto quants més, a part de vostè i jo, han caigut en aquest frau monumental.

  7. Senyors:

    lamento que molts de vostès riguin del meu mal tràngol. No obstant això valoro molt trobar-me mostres de suport d’altres afectats per estafes de semblant magnitud.

    Un apart mereix vostè, senyor dErsu. Entenc la desídia que pot provocar la llargada del meu text, però:

    1. Una anàlisi en profunditat no podia ser més breu
    2. No disposo de gaire temps per refinar i escurçar els meus textos.
    3. Sé que al món bloguístic es valora positivament la brevetat. Malgrat això, exigeixo als lectors un esforç que, sense dubte, serà recompensat en una altra vida.

    He investigat i he descobert que el tal Hawking ha escrit més llibres. N’hi ha un que es titula «El universo en una cáscara de nuez». Em pregunto si també hi haurà psicòpates amb telescopis o si es tracta d’una burda còpia de «¿Quién se ha llevado mi queso?».

    Per tots aquells que, com jo, se sentin alarmats per la impunitat amb que els farsants publiquen escombreries a tort i a dret els recomano que no es perdin un proper anàlisi d’un llibre científic que està apunt de publicar-se als EUA i al qual he tingut accés. Es diu «The Da Vinci code». Recordin aquest nom. Se’n parlarà.

    Aprofito l’avinentesa per felicitar els autors de l’estimable blog. Acabo de descobrir que avui fa un any que el van obrir.

  8. Perelló, agraeixo tan sincerament com puc la seva comprensió. I és que, tal com sempre han dit les persones correctamente informades, «vaig neixer cansat».

  9. Apreciat senyor Perelló,
    Com vostè sabrà sens dubte de freqüentar les mateixes certes pàgines que jo, «orgia» en anglès és «gang bang».
    Per aquesta raó, jo també em vaig endur una gran decepció quan vaig llegir l’esmentat llibre, però perquè pensava que es tractava de literatura eròtica: això del Big Bang em sonava a «la Gran Orgia». Es pot imaginar la meva decepció, només comparable a la seva de vostè.
    I tot i que els telescopis tenen una evident simbologia fàl·lica i els forats negres clares referències als genitals femenins, a mi tota aquesta colla de freakis indubtablement homosexuals com en Newton (homosexual i anglès) o l’Einstein (homosexual i jueu) no m’acaben de fer trempar.
    Li agraeixo doncs la labor de desemmascarar l’escòria que s’amuntega a les llibreries; i cercaré pertot arreu aquest llibre de Dan Brown que recomana, del qual no havia sentit parlar mai.

    Atentament
    Evarist Vallfogona i Figuereda

    P.S: si vol li faig un pont a la boca, però haurà de ser de formigó armat. L’adverteixo que pesa un ou, i que acaba tenint un gust rovellat i sorrenc. A canvi, és baratet: el metre cúbic de formigó costa només 130€ i el kilo d’acer apenes 1€.

  10. Senyor dErsu:

    m’alleugen les seves paraules. Per un moment havia pensat que la nostra amistat estava en perill.
    ————

    Senyora EVF:

    deixi’m que la torni a felicitar i que recomani el seu blog a la resta de lectors (li atorgo una puntuació de 4 estrelles).
    Podríem enredar-nos en una discusió tensa sobre el concepte «gang bang». Al meu parer no és ben bé una orgia sinó més aviat una orgia-unilateral, sense feedback; una variació del lema dels 5 mosqueters.
    Pel que fa al pont, n’acabo d’encarregar un per e-mail a una empresa canadenca que ven Vicodin i Prozac a preus francament competitius.

    PS.- Com sap que l’autor de «The Da Vinci code» es diu Dan Brown????

    —-
    He enviat un correu al senyor Hawking (S.W.Hawking@damtp.cam.ac.uk) i he rebut resposta d’un dels seus esbirros:

    Subject: Your recent email to Professor Hawking.

    **Automatic Reply**

    Your email regarding «Very clever, mr. Hawking» has been received.

    Professor Hawking very much regrets that due to the severe limitations he
    works under, and the huge amount of mail he receives, he may not have time
    to write you a reply. All e-mail is read. We do not have the facilities
    in to deal with the specific scientific enquiries, or theories we receive.

    Please see the website http://www.hawking.org.uk for more information
    about Professor Hawking, his life and his work.

    Yours faithfully

    David Pond

    Graduate Assistant to
    Professor S W Hawking CH CBE FRS

    Department of Applied Mathematics and Theoretical Physics,
    University of Cambridge,
    Cambridge,
    CB3 0WA.
    United Kingdom.

    http://www.hawking.org.uk

  11. Senyor Perelló,
    Arribo tard al debat, que compta amb ments privilegiades i plomes virtuoses, que ens regalen amb observacions sempre agudes i pertinents, però rebi des d’aquí el meu suport més entusiasta i la meva més sincera felicitació pel post sobre aquesta fallida novel·la jazzística. L’animo a continuar amb en tasca extraordinària que s’ha proposat de renovar la crítica literària. Ara només cal que es posin d’acord amb el Quim, que tenim últimament a quaderns.net, i l’armin ben grossa. Vostès es mereixen no una columna, sinó una plaça porxada sencera! He dit. – Sr. Quaderns.

  12. Sr. quaderns:
    el món de la crítica literaria està en mans de monyarraques. Aquí s’han de començar a dir veritats com punys, que és el que vol la població civil.
    ———-

    Sr. Nikochan:
    la meva carta al senyor Hawking és privada. No seria cavalleresc per part meva explicar-ne el contingut. En tot cas li he posat els punts sobre les is. Li he recomanat que s’informi abans d’escriure i li he donat un enllaç de l’eMule per que es pugui baixar música de la Locomotora Negra i la Salseta del Poble sec. I m’he acomiadat amb un enginyós: «Espero que tot li vagi sobre rodes».

  13. Sr. BP: Per l’amor de déu, li recomanaria que no barregés certs estupefaents en el mateix combinat perquè els estralls poden ser fatídics. ¿Que no veu que, sota la innòcua aparença d’un humor nihilista, cínic i postmodern, aquest bloc el poden legir criatures que encara són verges mentalment? ¿Vostè s’ha parat a pensar que potser el que fa és terrorisme intel·lectual? Jo l’animaria a llegir best-sellers amb un esperit menys crític. La crítica furibunda només condueix a la infelicitat. Faci’m cas. I no torni a insultar escriptors honorables que van en cadira de rodes, o Sant Martí Pol l’enviarà a l’infern dels blocaires maleïts. Voilà.

  14. Sra. Perelló,
    Mal rellamp, m’ha descobert! Efectivament no tindria jo cap motiu per saber que el Codi da Vinci és de Dan Brown, si no fos perquè en cercles científics ben consolidats com el meu, autors de tanta vàlua intel·lectual com ell tenen gran prèdica. Tant és així que ell en persona ens va presentar la seva novel·la la setmana passada en extraordinària primícia. Però ens va demanar reserva donat el valor científic i la veracitat incalculables de les revelacions que en ella es produeixen, així com la qualitat de la trama i la redacció; per això jo intentava fer com que no en sabia res.
    Per altra banda, agraïré que torni a referir-se a mi amb el preferible «senyor» que amb tant d’encert vostè tenia a bé fer servir fins que, recentment, vaig tenir un lleugeríssim transvestiment en Ermessenda.
    Seu,
    Evarist etc.

  15. Senyor TdQ:

    No consumeixo estupefaents sense recepta mèdica i la doctora homeòpata és molt estricta en aquest tema. No crec que les criatures visitin aquest estimable blog: no hi surten fotografies de clítoris.
    Atentament.
    PS.- Enhorabona pel seu llibre. Espero que sigui tan bo com la seva famosa guia de 2005.

    —-
    Cosa EVF:

    Convindrà amb mi que el llibre de Bran Down suposarà un daltabaix a l’Estat del Benestar.
    PS.- Dilluns m’arriba el nou pont.

  16. Prefereixo no fotre la pota comentant algun aspecte sobre el qual no en tinc un coneixement avessat.
    Tanmateix m’afalaga vuere comentaris d’un nivell tan profund.
    Semblen de qualsevol polític asexuat dels que debaten el text del nou Estatut.

Los comentarios están cerrados.